De su vida...

A veces hace cosas que la lastiman.
No se da cuenta que esos pequeños detalles son los que importan.
Ella cree en la magia y él la mata cada que puede.
Las horas están contadas.
Todo puede pasar.

Mientras el calendario le indica que el día esta lo necesariamente lejos como para tener todo preparado y lo suficientemente cerca como para estar histérica, el mundo parece dejar de existir.

En la parada del autobus había un hombre que vendía flores.
Le regaló un rosa roja.
«Cuando vivamos juntos vas a conocer Napoli» le dijo.
Ella sonrió y siguió su camino.
Ahora no estaba tan sola, la flor acompaño su destino.

«Heme aquí, frente a ti... sin nada que ocultar. Te gusta lo que ves?»
La vida en cada rincón avanza sin pensar.
Las personas por las calles caminando ajenas a lo que son en esencia.
Qué pasó con aquella que alguna vez fue?
«Heme aquí, frente a ti... sin nada que ocultar. Te gusta lo que ves?»
Las calles, recuerdos efímeros que la llevan donde estuvo alguna vez.
Momentos compartidos con gente desconocida.
Acaso sabían que esto iba a pasar?
«Heme aquí, frente a ti... sin nada que ocultar. Te gusta lo que ves?»
Y ver pasar las horas, tocándolas con los dedos de la imaginación.
Te queda esperar, tanto como ella... aún más.
Vive sin ella, vive cuanto puedas... puede que después te arrepientas haberla aceptado así.

Algunas cosas tienen que volver a empezar aunque este fuera de lo planificado.
Que un ciclo termine es normal.
Son tantas cosas, las siente y las tiene que vivir.