De su vida...

miércoles, junio 25, 2008

«Inevitablemente entras, te pones cómodo en mi y veo cómo vas cambiando el interior mientras me articulas eso que te identifica.
Se forma de tus movimientos un reflejo de ternura y por cada ronquido apuesto más por vos.
Esos defectos bien pronunciados parecen valer más que tus virtudes disipadas, y mucho menos que aquello que crees que importa más en ti.
Y te dejo, te dejo ser, ser en mi… segura de que finalmente no me equivoco.
Y justo cuando mi seguridad se fundamenta en algo realmente imaginario, te descubro.
Descubro que tu inseguridad no era nada más que el producto del disfraz que decidiste usar el día que nos conocimos.
Descubro que mi perfección en tu mundo era contemplada por tu ser quimérico, ese al que no le queda más que quedarse en un rincón ante la naturaleza estructurada por una confianza innata en mi.
Esto no se va, algo se ha roto y no podemos sanarlo… me has roto la ilusión.
Inefable... te rompiste en mi.»

7:21 p.m.